La primera vez, la primera vez que me lo soltaste. Entre gritos y empujones, entre mierda removida. P U T A. De pronto me callé. Unos segundos mantuvieron mi mirada atónita y la rabia en tus ojos. Entonces te abofeteé. Te pegué con todas mis ganas sin apartar la mirada. Me miraste con asco, asco. Me di la vuelta y salí de la habitación. Cerrada en el baño comencé a llorar.
Tú, tú... me habías llamado puta. Con toda la rabia del universo concentrada en tu boca. Tú que me habías sido infiel, que me mentiste una y mil veces, que nunca te importó nada, que nunca te importé nada, justificaste haber dejado embarazada a otra llamándome puta. Pero mis lágrimas no acababan nunca. Ardían sobre mi rostro, me quemaba la impotencia y las ganas de seguir abofeteándote hasta caer rendida y poder dormir como hacía semanas que no lo hacía.
Tú que me habías metido en una jaula dónde sólo tu podías entrar y yo no podía salir. Tú que abriste en mi una herida donde metías el dedo una y otra vez.
Y ya estaba. Tocaste mi cara, y me pediste perdón. Me prometiste que todo iba a cambiar, que todo iba a salir bien. Me quemaste contra las sábanas una y otra vez. Qué bonitos sonaban tus te amo entre gemidos con mi corazón a mil.
Y esto... esto fue el principio del comienzo.
Los pelos de punta. Eres muy grande Ga, y lo sabesmos, todos.
ResponderEliminarMadre mia Ga, madre mia..
ResponderEliminarEscalofriante.Da miedo solo de leerlo.
ResponderEliminarPero lo mejor es que esa jaula ya está rota...y tú has volado lejos de ella,y estás fuera para siempre!
Un super ataque de los nuestros PA
Mucho/as andas metidos en jaulas a lo largo de su vida sin darse cuenta. O dandose cuenta y tragando, que es lo peor. Lo difícil es la valentía y la integridad!
ResponderEliminar