En el Talmud hebreo esta escrito: Cuídate mucho de hacer llorar a una mujer, pues Dios cuenta todas sus lágrimas. La mujer salió de la costilla del hombre, no de los pies para ser pisoteada, ni de la cabeza para ser superior, sino del lado para ser igual, debajo del brazo para ser protegida y al lado del corazón para ser amada.

18.2.11

Estoy aquí.

Me ha costado muchos gritos, muchas lágrimas, muchos días, horas, minutos y segundos.
Me ha costado, pero estoy aquí
Volviendo a mi. Reuniéndome conmigo en cada esquina del mundo conocido, buscando rincones por conocer. Volviendo a ser lo que un día fui. He recogido los pedazos del suelo, y no los he pegado, NO. Los he deshecho, los he vuelto barro otra vez; y ahora, les doy forma con mis manos. Acaricio mis recovecos, moldeo las curvas, dibujo mis formas. Lo relleno con mis cosas, mis diseños, mis fotos, mi música. Mis lugares, mi recorrido, los buenos recuerdos, y porque no, los malos también. Moldeo y aprendo de todo lo vivido. Tengo en cuenta todo, y miro eso que soy, y que sí, me gusta. Me gusta tanto o más de lo que me gustaba antes. Antes de que el NO RESPETO lo destruyera todo. 


Soy nueva, aún blanda, moldeable, para que este mundo me enseñe y me dibuje, me arrastre por sus tierras y me impregne de miles de sustancias aún desconocidas. 

6.9.10

El centro de la nada.

Hoy he llorado. Hacía semanas que no lo hacía. no podía, no tenía ganas, o puede ser que ya no hubiera lágrimas en la recamara. Necesitaba huir, diez minutos a solas, para sincerarme conmigo misma, para saber qué siento. 
Estoy perdida, con mil posibilidades y tiempo en las manos, pero no hay más. Podría irme a cualquier parte, buscar un trabajo, y empezar de cero como ya lo hice antes. Pero no. Destruiste mi mundo, y devoraste lo que quedaba de mi. Y ahora eso es lo que hay: NADA. 
Ahora que se que no te quiero, y que tal vez nunca lo hice, me come la impotencia. 
Me siento estúpida y débil. Vulnerable.


Lo llevo todo grabado a fuego. La soledad y la tristeza. El corazón a punto de estallar y la respiración acelerada. El calor de unas lágrimas pesadísimas arrastrándose por mis mejillas, el temblor de mis labios, y mis manos sudorosas. 


Después de todo hoy lloro por mi, no por ti. Creo que ha sido un paso muy grande. Darme cuenta de las batallas que perdí, de los pedazos de mi alma esparcidos por el suelo, de mis heridas abiertas. 
Sentir que me ahogo en esta isla en la que estoy desterrada. Saber que he tenido que huir de mi lugar porque arrasaste con todo. Estoy a miles de kilómetros de mi tierra (que no es tuya, ni lo será nunca)deseando volver. 
Ser paciente, dejando que el tiempo cure cosas que yo no puedo, quizá sea la única manera de seguir como si nada. O quizá esa manera no exista, y esto me persiga siempre. 



1.9.10

PUTA.

¿Recuerdas el día que me dijiste que era una puta? Quizá te preguntes cuál de todos.
La primera vez, la primera vez que me lo soltaste. Entre gritos y empujones, entre mierda removida. P U T A. De pronto me callé. Unos segundos mantuvieron mi mirada atónita y la rabia en tus ojos. Entonces te abofeteé. Te pegué con todas mis ganas sin apartar la mirada. Me miraste con asco, asco. Me di la vuelta y salí de la habitación. Cerrada en el baño comencé a llorar. 
Tú, tú... me habías llamado puta. Con toda la rabia del universo concentrada en tu boca. Tú que me habías sido infiel, que me mentiste una y mil veces, que nunca te importó nada, que nunca te importé nada, justificaste haber dejado embarazada a otra llamándome puta. Pero mis lágrimas no acababan nunca. Ardían sobre mi rostro, me quemaba la impotencia y las ganas de seguir abofeteándote hasta caer rendida y poder dormir como hacía semanas que no lo hacía.
Tú que me habías metido en una jaula dónde sólo tu podías entrar y yo no podía salir. Tú que abriste en mi una herida donde metías el dedo una y otra vez.
Y ya estaba. Tocaste mi cara, y me pediste perdón. Me prometiste que todo iba a cambiar, que todo iba a salir bien. Me quemaste contra las sábanas una y otra vez. Qué bonitos sonaban tus te amo entre gemidos con mi corazón a mil. 
Y esto... esto fue el principio del comienzo.

26.8.10

Cristina.

Si hago esto es porque necesito contar todo lo que tengo en la cabeza. Sacarlo de ahí.
He pasado siete meses metida en una relación sin salida. Maltratada y muerta. 
He pasado los siete meses más amargos a su lado. 


Hace once años, dos meses y una semana, mi madre, murió de pena. Le diagnosticaron un cáncer demasiado tarde, y pasó los últimos meses de su vida entre hospitales. Lo que los médicos no sabían era que el cáncer no le estaba matando. Cada golpe y cada obstáculo, los años muerta en vida, un hombre que no la merecía, y cinco hijos de los que tirar ella sola no salen en el historial clínico. La soledad no aparece en las radiografías, ni en las ecos... ni en esa gran lavadora que hace pruebas chunguísimas y le hacía sentir pánico. La quimio no mata las palabras y los forcejeos.
Después todo fue jodido, muy jodido. Más de lo que nadie sabrá jamás.  


El uno de enero del dosmildiez a las ocho y algo de la mañana, en un bar de mierda, en una ciudad sin salida de emergencia, me besó sin preguntar el mismo que sin preguntar dedicaría su vida a joder la mía los siete meses siguientes.
Cerró todas las puertas con el cartel EXIT y tapó los respiraderos. Trato de ahogarme metafórica y literalmente. Y hoy estoy aquí, para ir quitando la piel muerta de mi cuerpo, para borrar todas sus huellas y aceptar lo que pasó, y no sentirme culpable nunca más.